Llego el día para disfrutar de la noche Osakeña en Dotonbori, una zona del centro de Osaka con gran actividad comercial y caracterizada, como no, por sus neones. Además de ser el punto neurálgico de la noche, esta lleno de karaokes, love hotels, izakayas y restaurantes (donde pude probar por fin, mi primer Okonomiyaki).
En pleno Dotonbori pude observar uno de los símbolos de la ciudad, el cartel de Glico (marca famosa por sus palitos, Mikado en España) y representa a un atleta con los brazos en señal triunfal, tiene al fondo 4 figuras que representan los cuatro edificios más emblemáticos de la ciudad : El Castillo de Osaka, el Acuario, el Osaka Dome y el Tsutenkaku.
Situado sobre el puente del canal, me pasé varios minutos observando a la gente, cientos de personas caminando, grupos de jóvenes que montan su particular show (pude contemplar entre otros, a un grupo de chicas japonesas cantando y bailando ante la mirada de numerosos objetivos fotográficos). recorrí las calles y me fijé con todos y cada uno de los carteles luminosos, me encanta hacerlo y además son muy divertidos, ver fotos. Algunos me llamaron mucho la atención, como no!
Recordando las palabras de Kasuaki, el hombrecillo del Castillo de Osaka decidí pararme en uno de los muchos «chiringuitos callejeros» y probar el Takoyaki (unas bolas hechas con masa de harina, del tamaño de ping pong rellenas de trozos de pulpo), para así mas tarde probar el plato típico, Okonomiyaki.
Ya con Aya y en uno de los muchos restaurantes pasamos la noche hablando y aprendiendo un poco mas el idioma japonés. En el centro de la mesa había una plancha caliente donde cocinar los alimentos que pides, entre otros el Okonomiyaki. después de beber suficiente Sake, Aya me recomendó probar el Syou-chû (licor) y quiero remarcar que para mi es mas fuerte que el Sake.
Esa noche lo pasé genial, no falta decir ni pronunciar la palabra Karaoke!!